miércoles, 26 de junio de 2013

ANNA FREUD - LA PSICOLOGÍA INFANTIL Y DEL YO

Anna Freud (1895- 1982)
BIOGRAFÍA: Nació en Viena, Austria, en 1895. Fue la hija menor de Sigmund y Martha Freud. Desde muy temprana edad (14 años) asistió a los debates de la Sociedad Psicoanalítica. Se graduó como maestra primaria. Llevaba una buena relación con su padre, la mejor de todos los hijos de Sigmud, sin embargo, con su madre la historia era diferente. Ella llegó a apodar a Anna “demonio negro” por sus actitudes “no aprobadas” por la sociedad, su familia y amigos. En 1938 en Londres fundó una clínica de niños y centro de formación de psicoterapeutas en psicoanálisis infantil. Falleció a los 87 años en 1982 consecuencia de un ataque cerebral que afectó su motricidad y su capacidad de habla.
POSTULADOS: El más grande aporte de Anna Freud fueron los mecanismos de defensa y su trabajo del psicoanálisis para niños. Anna amplió y perfeccionó las ideas y teorías de su padre, adaptándolas un tanto a la psicología infantil y del adolescente. En su extensión de los mecanismos de defensa Anna refina  y establece más claramente los cimientos de la psicología del ego. La psicología del yo se basa en  la capacidad de este de decidir y enfrentar su entorno físico e intrapersonal. El ello está constantemente atacando al yo y esta psicología lo que busca es reducir ese estado de ansiedad o tensión para que el sujeto logre tener un dominio de su vida. Cuando un individuo no llega a cumplir los retos, los conflictos que trae consigo el desarrollo comparándolo con lo que rodea (por el exterior) al ego se llama identificación significativa.  Se centra en la niñez ya que cree que esta implica la base del desarrollo cognitivo, emocional y conductual. Creía que si se actuaba y corregía algún conflicto antes de la etapa de maduración, entonces no habría problemas en las etapas posteriores. Anna Freud cambia las razones por las cuales un individuo debía ser tratado por un psicoanalista, al inicio una persona necesitaba una intervención cuando tenía síntomas neuróticos explícitos o alguna patología, pero ella alegó que con el simple hecho de que el yo se encuentre amenazado ya era necesaria la ayuda analítica.
Como trabajó con niños, tuvo que ser más cuidadosa al abordarlos ya que ellos recién están construyendo su yo, por lo tanto, si no propiciaba un buen ambiente y una buena sesión el niño se vería afectado en el futuro e incluso dejaría la intervención psicoanalista porque no se siente cómodo. Ella tenía pasos para hacer a un niño analizable, primero se concentraba en que la relación entre ellos dos sea recíproca, es decir, que hubieran respuestas activas y que el niño mostrara interés. Lo descubrió gracias a su labor como maestra escolar. Luego, Freud mencionaba que vital que evaluaran al niño (evaluación metapsicológica) lo que hizo a través de la observación y los informes de otras personas sobre el niño. Después de captar el interés del niño en la terapia y hacer que el psicoanalista sea una figura confiable de respeto para él, tenía que lograr que el niño se preocupe en sí mismo. Es una etapa larga y hay que posees mucha paciencia hasta que el niño este totalmente comprometido. Anna afirmaba que el analista debía ser el yo ideal de niño para que el tratamiento logre su objetivo. También incursionó en el mundo fantástico del niño interpretando sus sueños y fantasías a través de juegos y los reportes verbales que daba el niño. Era imprescindible que se convirtiera en la protección del niño, para que este pudiera confiar en ella y muchas veces para esto, tenía que ir en contra de la autoridad de los padres para poder hacer sentir al niño que su vínculo es fuerte y que ella es confiable.
Anna Freud postuló diez defensas del yo, lo que se conoce como los mecanismos de defensa.
1. Represión: es el olvido motivado, cuando no existe un control de impulsos que son considerados como inadecuados. Es la base de todos los demás mecanismos.
1.1.    Negación: es cuando la persona no acepta, no quiere volverse consciente de algún hecho, relación u objeto que desequilibre su yo.
2.  Ascetismo: se observa más en adolescentes y es disminuir o inhibir los placeres y deseos no satisfaciendo las necesidades.
3. Proyección: Brindar a otros los deseos o impulsos que nos pertenecen que nos parecen inadecuados.
3.1.  Renuncia altruista: cuando una persona se proyecta de tal manera que solo se satisface con el éxito de otros, es posible que deje sus ideales para que el otro los logre.
3.2. Desplazamiento: es una reorientación del impulso,  dirigir nuestra conducta hacia otra persona u objeto.
4. Volverse contra el Yo: el individuo ataca a su yo, sus deseos o impulsos son dirigidos al interior.
5. Formación reactiva: tendencia obsesiva a transformar un impulso o deseo en todo lo contrario.
5.1.  Reversión: tiene cierta semejanza en volverse contra el yo, es descrito como la conversión de activo a pasivo o viceversa.
6. Sublimación: es dejar que el impulso se manifieste, pero a través de una conducta socialmente aceptable.
7. Introyección: hacer y tomar como nuestras conductas, creencias o características de otras personas u objetos.
7.1. Identificación con el agresor: adoptar los rasgos que no se desean para uno mismo (rasgos temidos).
8. Aislamiento: quitarle a algún evento importante su significado emocional.
9. Deshacer: cuando el individuo elimina por completo de su memoria alguna acción antes de que la tome como suya.
10. Regresión: es regresar a una etapa psicológica anterior en la cual el yo se sentía más cómodo y no amenazado.



CONCLUSIÓN: Si bien es cierto que era un tanto desagradable escuchar que los niños tienen neurosis y que es necesario un tratamiento la sociedad no tardó en hacer que sus hijos reciban esta terapia porque buscaban el bienestar futuro de sus hijos. Tuvo que usar un estilo muy peculiar, se dice que tuvo que modificar un tanto el psicoanálisis, ya que los niños, siguiendo la teoría, no tienen aún una consciencia plena de sus actos y son aún dirigidos, en su mayoría, por el ello.  Esta reestructuración fue benéfica no solo para los niños sino también para el psicoanálisis ya que le otorgó una línea de vida más larga y completa. Hay que resaltar su valentía, paciencia y seguridad cada vez que tenía que intervenir analíticamente a un niño porque si cometía un error con un niño sería muy difícil de repararlo posteriormente. Por su habilidad con los niños y con el psicoanálisis, no dudo del tino de su padre al dejarla como “heredera” de esta teoría.

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